En su alcoba pudo ver
A su vez, lo conocido y desconocido,
No concibió tartamudez ni tardo en creer
Un misterio creyó resolver
Hombre custodiado y sepultado
Distintas eternidades a merecer
La vida y muerte
Cielo e infierno
No es mentirte
Tampoco soborno
Se dejaba ver
No estaba inerte
No deja de ser
Ni de estar para quererte
El polvo del que estoy hecha se convertirá en abono
Para dar pureza a cuerpo y mente
Ella reencarnada y tú en tu trono
Mi corazón sin dudar pertenecerte
No hay comentarios:
Publicar un comentario