
Es el toro bravo corriendo por las praderas
Se encuentra con la caricia del viento junto a su cría
Sin saber también
Su destino final
Sus últimos días
Se encuentra en la arena frente a su batalla
Luchando como puede por su vida
Cuantas heridas ya clavadas
Los pollos también mueren
Y las vacas
Pero que halla gente viéndolo
Riendo,
Disfrutando de la tortura
Queriendo más y más lucha
Las que le humillan
Hasta morir
Dicen que es el único animal que muere luchando
Yo digo que también en las guerras
Y no por ello es bueno
Irene, me ha gustado esa mezcla de estilos para construir esa sentida crítica de algo que te duele dentro, no es prosa poética y quizá no exactamente un poema de estructura clásica, pero canaliza de forma muy clara tu mensaje, veo que eres buena transcribiendo emociones de una forma cristalina y sin adornos innecesarios.
ResponderEliminar¿Sabes? Me has recordado a la Cavani más combativa porque literalmente rasgas tu ser, dejas de lado la cortesía y la hipocresía (por supuesto) y denuncias de forma aguda y durísima algo que odias sin importarte para nada el admitirlo.
Te supongo culta por tus escritos y seguro que te suena el nombre de Liliana Cavani, pero yo la conocí (no a ella, sino sus actos, guiones y escritos) de primera mano y en su propia época, tú eres infinitamente más dulce que ella pero compartes su fuerza.
A mí la verdad que el tema taurino me resbala un poco, recuerdo que mi abuelo me llevó una vez a una corrida y pasé un miedo atroz que me dejó marcado, puedo entender que haya quien le guste por tradición y cultura, pero a mí personalmente me desagrada el espectáculo sangriento.
Si no soy más combativo con el tema es porque mi pobre padre era muy aficionado y por respeto y amor a él no dejo que el mundo del toro ocupe demasiado tiempo en mi mente.